martes, febrero 08, 2011

Un año después de terminar

Tenía unas ganas afiebradas de empujarte en la cama y aprisionarte toda la noche. Que luches, te resistas, trates de evitar ese gran error que sería volver a cogerme, a caer en mis dulces manos que tanto placer te enseñaron, que extrañaste y reconocés pero les tenés un cagazo horrible. Quería que me pelearas, resistiéndote a mi boca que te destroza el cuello a besos bien mordidos, mis manos que te atrapan el hombro y la cabeza, obligándote a inclinarla, manejando el control de tu cerebro. Te agarraría del pelo y tiraría, ofreciéndome tu aorta enloquecida que bombea fuera de control, mientras con tus fuertes brazos tratás de separarme, de sacarte de encima ese fantasma de pasado hecho carne otra vez. Pero estoy sentada en tu pelvis y recordás que tengo más fuerza de la que parece, esposándote las muñecas arriba de la cabeza, con mis propias manos. Y entonces te besaría despacio, con amor, con todo el amor que me despiertan tus besos perdidos, la frente, la sien, los pómulos y la boca, dulcemente, con la punta de la lengua, aflojándote, derritiéndote, derrotando esa parte de vos que no quiere equivocarse, y entonces me abrazarías otra vez, dejando correr el deseo por tus venas, respirando mi perfume y mis besos, arrancándome la ropa y devorándome la piel.


Pero como no soy tan malvada, me ubico, por rescatada, y te propongo ir al estudio en vez de quedarnos en la habitación. Y todo lo que alguna vez hicimos pero no volvimos a repetir se vuelve cuento de mi blog.