martes, septiembre 27, 2011

Otras citas


 Y si no escribo durante mucho tiempo me pregunto, se rompe la narrativa? ¿Me importa?


Es difícil mantener un blog sobre sexo cuando venís cogiendo poco. 


Gonzalo tiene sabor a poco. No hay fidelidad pactada, más bien al contrario. Cuando empezamos a salir él tenía novia y amante. Siempre me pareció ridículo pretender su fidelidad.


Sin contar la mía, no? Gonza no me inspira fidelidad. No me satisface por completo. Y no hablo de sexo. No solamente, al menos.


Tengo muchas necesidades emocionales que él solo no satisface. Salir. Charlar. Cenar. Estimularme intelectualmente. Producirme curiosidad. 


Enseñarme.


Gonza será un amor, pero es un amor joven, primerizo. Light. Un amor que acompaña, cotidiano, abrazable. Es un lindo amor. Pero no es suficiente.


De modo que sigo saliendo con señores, a otros lados, a no coger. Porque, como escribí, vengo cogiendo poco.


La estrategia "no avanzar", les diré, es revolucionaria. No sólo fue la que permitió mi relación con Gonzalo, el punta pie inicial, la piedra fundacional que construyó mi yo no-puta. Es también el paraíso del poder femenino, la amable manipulación masculina. Una sonrisa bien puesta y es lo mismo que agarrarlos de la pija y llevarlos a donde quieras.


He dejado de avanzar a los hombres para dedicarme a la good old coquetería.


Coqueta ando, entonces, rodeada de machos. He tenido varias citas, por así decirlo, que no acercaron las pieles pero me hicieron reir. Me gustan mucho los hombres. Me gusta verlos, escucharlos, compartir momentos, no sólo tocarlos. Me gustan.


Me gusta rodearme de hombres.


De modo que salgo a tomar una birra, a compartir un porro o a pasear del brazo de otros señores. Hay uno en particular que me gusta mucho. 


Es un señor grande, de la edad de León. Solterón, dos ambientes, terraza, dos gatitos incluidos. Me saca a pasear, me invita a cenar, charlamos de cine, me convida marihuana.


El jueves tenemos combo cena y pelis.


Me preguntó qué le diré a Gonzalo.