lunes, julio 06, 2009

El maravilloso mundo de Jack

Los dioses paganos del vino y la lujuria, mi maestro Sade y protector, acaso el mismo Diablo a quien estoy segura que le caigo en simpatía, o quizás simplemente todos ellos al unísono han decidido enviarme un regalo en forma de hombre. Un ángel rojo, un demonio blanco, un sueño hecho carne se ha hecho su lugar en mi vida. Y yo no puedo sentir sino gratitud.

Me creo protegida por deidades y diablillos indiferenciables y propios, que se divierten viéndome vivir, soñar, coger y pensar. Dioses y demonios de folklores olvidados que llevaban lustros sin novedades han encontrado un nuevo entretenimiento en observarme reaccionar ante sus señales, sus trampas y sus regalos. No me siento pieza de ajedrez, sino más bien ratita de laboratorio, objeto de estudio, entretenimiento divino e infernal, no apto para toda la familia.

Mis dioses diabólicos habían elegido un abanico mitad olvidable y mitad satisfactorio para mi vida sensual en estos últimos meses. Estaba condenada a no encontrar novedades. Me sumergieron en una realidad eróticamente normalizada, sin felices coincidencias ni hallazgos de tesoro hundido. Hoy creo que habían decidido puerilizar a ese grado mi vida erótica para que su último regalo me cayera absolutamente desprevenida y sin expectativas. Y qué buena idea que fue.

Su nombre es Jack. Como el pirata Sparrow, como DiCaprio en el Titanic, como el delicioso whiskey Daniel's, Jack llegó a mi vida en una curva peligrosa y sin poner luces de giro. Lo que se diría una entrada con estilo. Buscábamos lo mismo en el mismo momento y en el mismo lugar, y fuimos astutos como para reconocernos entre una virtual multitud. El primer cruce de miradas auspiciado por webcam obró de piedra fundacional de una relación clara, sencilla, y 100% erótica. Nos vimos, nos gustamos, nos quisimos encontrar. Las agendas modernas dejan poco tiempo para el placer, pero ambos hicimos el esfuerzo y aquel miércoles nos encontramos en ese bar. El resto ya lo escribí.

Desde entonces, he alcanzado la felicidad sexual. Jack no es un chongo. Jack es mi primer amante. Porque a nuestra relación es imposible ponerle otra palabra. Y no es que nos dediquemos sólamente a coger. Es que toda mi vida, y toda la suya, pasa ante los ojos del otro como factores eróticos. Me hipnotizan sus ojos azul profundo, que brillan como dos zafiros deslumbrantes, pero también me derrite que podamos discutir Foucault. Él tiene devoción por mi clítoris, pero también le excita escucharme tocar el piano. Mi vida a través del espejo de Jack se vuelve un baile sensual,donde todo erotiza y se vuelve sexy. Y lo mismo sucede con la suya cuando mi perfume le acaricia los sentidos.

Años hace desde la última vez que un hombre pudo hacerme feliz con orgasmos. Y la mejor noticia es que todo esto es mutuo. Porque yo noto, siento y escucho su placer, su ansiedad, su devoción a mi cuerpo y a mi goce. Así es como se ha ganado algo casi tan difícil como mi corazón: mi confianza. Jack es un hombre malo que me adora. Un perverso delicioso. Un criminal con menú de coartadas. Un jonkie adicto a la droga que gotea entre mis piernas. Un goloso que se relame al leer la oración anterior. Un vicioso, pervertido, inteligente y exquisitamente comestible especimen masculino. Un vicio.

Jack es el co-protagonista perfecto de este blog.

Tan perfecto que hasta yo dudo de si es real.

2 comentarios:

La espina dijo...

que linda q sossss

Cherry dijo...

Oh sugarrrr! que bueno que encontraras a tu co-protagonista =)