miércoles, junio 08, 2011

Viking love

Rompí la racha. Después de tres meses volví a coger. Esta vez sí. Con pija, por la concha, bien tradicional. Fue fantástico.

El sábado a la noche me visitó un vikingo. Mi roomate no estaba, así que invité a Gonzalo. Me dijo que no, que habíamos dicho mañana. ¿Con que no, eh? Dame cinco segundos. Abro el MSN y le regalo a otro todo el sexo que te perdés. Puto. Snif.

El vikingo pedaleó desde Villa Crespo hasta San Telmo con un vino en la mochila. Charla, porro, copas, besos, sexo. Resultó que hacía mucho más tiempo que él no estaba con una mujer que yo con un hombre. Y se notaba. Cómo me cogió. Cómo me lo cogí. Nos destrozamos el cuerpo. No podíamos parar. 

Es una bendición este rubio. Mi amiga Gi dice que me cogí a Thor. Tiene algo de razón. Mide 1,92m, es rubio de ojos verdes y pelo largo. Una onda tiene. Bastante.


Y una pija tan divina... un dios nórdico en sí misma. Con pendejos color cobre. Impresionante. Estoy teniendo mucha suerte con las porongas últimamente. Afrodita me extrañó y me manda regalos en forma de hombre, dándome la bienvenida una vez más.

Si no fuera por los cálculos que tenía que hacer con los forros que íbamos gastando, diría que no tengo idea de cuántos polvos nos echamos. Pero la tengo. Fueron ocho. Tres a la noche y cinco el domingo. Porque se quedó el domingo. Mi roomate volvió, tomamos mate los tres, se volvió a ir y me volví a llevar a la cama al dios del trueno. 

Sonó el celular. No atendí. Sabía que era Gonzalo. Había dicho que iba a venir. 

Sos insasiable, dijo. Cogés muy bien, dijo también. Me reí. Como si no lo supiera. 

Fue una maratón. Sin repetir y sin soplar, posiciones del kamasutra, ya. No te digo las aeróbicas, pero las clásicas, las pasamos todas. Menos el 69. Que a mí mucho no me divierte. Pero el resto, todas. Me gustó mucho montarlo. Tiene la angulación peneana exacta. Frota el punto G sin parar. Me vuelvo loca ahí arriba.

Vuelve a sonar el teléfono. Atiendo. Es Gonzalo. Estoy con un amigo, tomando mate. Venite más tarde. Sigo cogiendo.

Además, no sólo se le paraba. Se le paraba rápido y durísima, casi sin esfuerzo. Es el paraíso. Tanta pija a media asta he tenido que remontar... Y me vuelvo a encontrar con un semental. Qué buena noticia.

Le bajé a abrir. Sería lindo repetirlo, pero no te voy a llamar, corazón. Llamame vos, le dije. Vemos, respondió. Veremos pues.

Subo de nuevo. Estoy sola, recién cogida, de muy buen humor. Me armo un porro y sigo tomando mate. Chequeo la compu, boludeo, escribo un rato.

Suena el celular. Es Gonzalo. Está abajo.

Y yo ni me bañé.

1 comentario:

Luis Quijote dijo...

¡Que tal_co's te echaste!